Solemos parar por esta vinatería/ cafetería/ restaurante a tomar un vino, un café e incluso a cenar o comer, donde siempre Pedro se ciñe a mis gustos y exigencias.
Pero el motivo de esta reseña no es hablar de su carta, sino de la atención que nos prestó a Miguel y a mi hace una semana, cuando fuimos a tomar un vino a mediodía.
Él pidió un vino y como estaba muy frío yo un té, Pedro le trajo un pincho de garbanzos con callos y como eso no es santo de mi devoción, me dijo que me prepararía algo.
A veces menos es más, y un montadito de tomate y pimientos asados, con un poco de aceite hace las delicias de cualquier vegetariano, sobre todo porque están teniendo una atención que nadie exige y que se agradece.
jueves, 11 de diciembre de 2008
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